Londres, el 25 de octubre del
2007. La ciudad durmiente, despierta a
noticias chocantes que estremecen el mundo
de la ciencia:
James D. Watson renuncia, bajo presi�n, a su
cargo de Director del Prestigioso Cold
Spring Harbor Laboratory; luego de que sus
apolog�as no lograran extinguir las llamas
que sus palabras, de tonos racistas,
encendieran durante una entrevista con el
noticiero ingl�s The Sunday Times.
Los dirigentes de Cold Spring Harbor
Laboratory, instituci�n dedicada a la
investigaci�n gen�tica, tendr�an razones de
m�s, para pretender estar ofendidos con el
controvertido, prepotente y, a menudo,
despreocupado cient�fico; cuya especialidad
anat�mica --- y jactancia personal --- es la
de no tener pelos en la boca.
Pero, no era Watson, quien les preocupaba.
Hist�ricamente, sus jefes ten�an razones
para estar nervios�simos.
Una de las glorias inciertas, que olvidar
prefiere, el Cold Spring Harbor Laboratory
es la de haber servido como base para el
progreso de la ciencia de la eugenesia, en
los a�os treinta del siglo pasado.
�Oh!
�Et tu, brute?�
La eugenesia es la ciencia que propone la
superioridad racial y que refrenda poner en
acci�n y pr�ctica los mecanismos de
�mejorar� la raza humana.
�Todos! Como se aplicara en el sur de los
Estados Unidos.
Peccato!
�bien merecido! Dir�an los agentes secretos
de la �Patrulla del Schadenfreude�.
bien, merecido; y �aplauso! Dir�an los
cient�ficos celosos y, a la vez, envidiosos.
�al fin!, dir�an los anti-racistas�
Examinemos los factores de una tragedia que
tronchara una brillante carrera.
Todos sabemos qui�nes son Watson, James
Crick y Maurice Wilkins, ganadores del
Premio Nobel en Medicina en el 1962 por su
decodificaci�n de la estructura del aDN ---
la doble h�lice m�s famosa.
Entra el espectro de Rosalind Franklin
(1920-1958)
L�stima que poco se conozca acerca de una
mujer, cuya muerte prematura de c�ncer del
ovario, en el 1958, la descartara para
siempre, como candidata al galard�n que
Crick, Watson y Wilkins compartieran---
aunque fuera ella quien descubriera los
mecanismos necesarios para que sus tres
renuentes colegas amasaran el bot�n y la
gloria asociada.
Los muertos no hablan o se quejan. Los
muertos, muertos estar�n.
Pero la discriminaci�n por ser mujer es algo
empotrado, y no extra�o, en los pabellones
majestuosos donde se otorga el Premio Nobel.
Como tampoco lo fuera en los recintos
acad�micos, donde, por su curioso femenino,
Franklin languideciera.
Marie Curie esto, lo saborear�a en carne
viva. (V�ase mi ponencia: Celebrando la
Naturaleza: Celebrando la Mujer en Psikis y
monograf�as.com).
La pregunta que, de inmediato, surge,
prosigue:
�Es que somos, en nuestros comportamientos,
tan diferentes a los dem�s animales?
Que no lo somos, de modo sustancial, es la
inspiraci�n para esta tesis.
Pero, �si ganamos el premio Nobel?, entonces
s� que lo somos� as� lo manifiestan muchos
de quienes lo ganaran.
acerca de los laureados por este premio
tengo ponencias, incluyendo un an�lisis de
los or�genes del Premio.
Pero, otros podr�n observar algo parecido, a
lo antedicho, basado en las palabras
filos�ficas de Tevye, en la opereta musical,
Fiddler on the Roof: �Cuando se es rico
todos piensan que uno es sabio��
La realidad cruda, y para muchos,
inadmisible, es que no somos ni tan
diferentes, ni somos tan especiales, aunque
pretendamos, a menudo, ser semidioses. (Hubris).
Watson lo demostrar�a, neciamente --- cuando
insinuara, sin evidencia cient�fica para
hacerlo, que los negros son inferiores ---
como si los cromosomas codificaran por raza
y oportunidades culturales --- algo que
Darwin creyera, a�n sin que llegara a saber
que los cromosomas existieran.
Darwin, pudo haber estado equivocado, en
esto y en otras cosas, como se�al�ramos en
mi ponencia: La Serendipia Revisitada en
Psikis y en monograf�as.com.
Pero, no lo estar�a en este asunto.
Porque, le tocar�a a Francis Galton, primo
de Darwin, fundador del movimiento de la
eugenesia como ciencia aplicada, ser
responsable por este mito cient�fico.
Ciencia que nos recuerda de los macabros
experimentos y cr�menes del nazismo
teut�nico. Cr�menes cometidos mientras los
soldados alemanes vociferaban �Lebensraum!�.
El s�ndrome del v�ctor
Una vez acumulado el prestigioso y codiciado
galard�n, tanto Crick como Watson lanzar�an
cruzadas de publicidad y literarias. Estas
�ltimas, a veces absurdas, en un esfuerzo a
demostrar al mundo, de modo pat�tico, y a
menudo, irrisorio, del hecho de que sus
excursiones en todas las disciplinas
cient�ficas, para las que tuvieran poco o no
entrenamiento, eran justificadas.
O, de que fueran omniscientes --- el
narcisismo sin l�mites del hombre --- el
hubris�
Es justo, en este espacio mencionar que
otros, entre los galardonados con el Premio
Nobel, Linus Pauling, destacado entre ellos,
se comportar�an de modo parecido.
Linus Pauling --- dos veces recipiente del
premio --- como muchos podr�n recordar,
mantuvo una obsesi�n con el uso de la
vitamina C. Y asimismo entretuvo un inter�s
inicial en el aDN.
Pero, Pauling, el exc�ntrico, ser�a especial
en muchos otros respectos. �nico ganador de
dos premios no-compartidos. Uno en qu�mica y
el otro de la paz.
Wilkins, por su parte, no fue as�. Este,
permanecer�a an�nimo y distante al punto de
que hoy nadie lo nombra como otro
descubridor, que fuera, del aDN.
S�lo Watson y Crick�
Lo que Watson y Crick publicaron
algunas de los libros que, ambos, tanto
Watson como Crick, escribieran, despu�s de
ganar el premio ambicionado, resultar�an
controversiales. V�anse: astonishing
Discovery: The Scientific Search for the
Soul, por Crick, o el de Watson, muy
reciente (2007), avoid boring People:
Lessons from a Life in Science --- libros
que son, no tanto auto-laudatorios, como son
irrelevantes, por ser meros artefactos
comerciales sin mensaje alguno --- Pero, si
nuestros lectores, son incr�dulos y desean
constatar mis impresiones, lean los libros,
o mejor a�n, lean los reportes de los
cr�ticos de los mismos, que se ofrecen en
muchos portales imparciales por todo el
Internet.
Selah�
Pero, antes de proseguir, �Qu� fue lo que
dijo Watson que causara el barullo antedicho?
Para el beneficio de todos, en traducci�n,
he aqu� lo que Watson dijera:
"Estoy intr�nsecamente sombr�o sobre los
prospectos futuros de �frica", porque "todas
nuestras estrategias sociales se basan en el
hecho de que los recursos intelectuales de
los africanos son id�nticos a los nuestros�"
Watson luego agreg� que le gustar�a que
todos fu�ramos iguales, pero que: "las
personas que tienen que lidiar con empleados
negros encontrar�n que este no es el caso."
�big-bang!
Pero aqu�, hoy, hemos venido ---
parafraseando a antony en Julius C�sar, ni a
enterrar al cient�fico Watson, ni a
ensalzarlo. (V�ase: el discurso de antony en
Julius C�sar por William Shakespeare).
aqu� vinimos a decodificar las bases para su
aserci�n inoportuna.
Volvamos, entonces, a nuestra tesis.
Si se examina la estructura del aDN de los
chimpanc�s, bonobos u orangutanes,
encontraremos que nuestros componentes
gen�ticos son casi id�nticos.
Es la raz�n por la que nos parecemos
bastante� aunque los seres humanos negros y
los blancos, me arriesgo a afirmar, se
parecen a�n m�s, gen�ticamente, entre ellos,
que con los simios --- por as� decirlo.
Observemos algunas de las similitudes
f�sicas entre ellos y nosotros (aqu� me
refiero a los monos, no a los negros), que
aun cualquier ni�o avispado, puede detectar:
� Nuestros cuerpos, en general, se parecen
mucho. Las diferencias son que las
proporciones son distintas y que ellos
tienen m�s pelo, cubri�ndoles el cuerpo, que
el que nosotros tenemos
� Los simios poseen manos que manejan
instrumentos con destreza, como asimismo
hacemos nosotros con las propias. Habilidad
�sta de la que ning�n otro vertebrado
disfruta
� Sus facciones son muy expresivas y
demuestran una variedad de emociones que nos
recuerdan de las nuestras
En este respecto, la Reina Victoria
comparti� su apreciaci�n de estos rasgos,
cuando viendo a Jenny, un orangut�n en el
jard�n zool�gico de Londres en el 1842,
repar�: �Es horrorosa, penosa y
repugnantemente, humana�.
Pero no todo se limita a las apariencias
f�sicas.
Los chimpanc�s, no s�lo se asemejan a
nosotros, sino que comparten algunos de
nuestros comportes.
Veamos ejemplos:
� adaptan, inventan y hacen uso de
herramientas sofisticadas
� Ense�an a sus hijos destrezas adquiridas
� cazan, con sagacidad y astucia, animales
de presa
� En ocasi�n reprenden y castigan a sus
cr�as, o
� Se matan los unos a los otros --- como
nosotros tanto hacemos (bush en Irak y,
anteriormente, cuando gobernaba en Texas)
� Establecen jerarqu�as y culturas
primitivas
� Forman pandillas para el combate o para
castigar los que transgreden sus reglas
naturales
� No hablan, pero usan el lenguaje de signos
con facilidad y talento
� Pueden aprender el desempe�o de
actividades complejas
� Nuestro aDN es de 98 a 99% compartido con
ellos. Los que nos acerca m�s entre nosotros,
como g�nero, que el de un rat�n a una rata.
La parte m�s sorprendente, acerca de lo poco
que nos distingue de otros simios, es que
las representaciones de las diferencias en
el genoma, que son responsables por esas
disparidades, son casi invisibles --- tan
sorprendentemente min�sculas pueden ser. (V�ase
mi ponencia: El Gen Homicida y atavismos que
Matan en monograf�as.com).
�No existen diferencias? S� que �stas
existen. Nunca dij�ramos que somos id�nticos.
Veamos. La agricultura, el lenguaje, el
arte, la m�sica, la tecnolog�a, la filosof�a,
la religi�n --- todos esos atributos que
�nicamente poseemos y que nos hacen tan
desemejantes de los chimpanc�s y que, a su
vez, hacen que un chimpanc� en un traje de
hombre aparezca tan extra�o --- todos, est�n
de alg�n modo, codificados en nuestro genoma
y no en el de ellos.
�D�nde se encuentran?
Nadie entiende, con precisi�n, d�nde se
albergan esas aptitudes, o c�mo funcionan,
pero en alg�n lugar rec�ndito; en el n�cleo
de nuestras c�lulas se ensamblan manojos de
amino�cidos, dispuestos de manera precisa,
que nos confieren la capacidad mental de
reflexionar y de ser m�s astutos que
nuestros parientes m�s cercanos en el �rbol
de la vida.
Esos amino�cidos nos otorgan la facultad del
habla, la capacidad de leer y escribir, de
componer sinfon�as, de pintar obras maestras
y de investigar a fondo, la biolog�a
molecular que nos explica por qu� somos, lo
qu� somos, y qui�nes somos. (Para un
desglose sint�tico y preciso del genoma,
l�ase: The Tangled Wing por M. Konner).
Hasta tiempos recientes, no exist�a un
mecanismo que nos permitiera desenmara�ar
nuestras diferencias.
Porque diferencias entre nosotros, los
chimpanc�s y otros simios, repetimos,
existen.
Las diferencias que poseemos, a veces, nos
otorgan algunas ventajas y asimismo
desventajas.
Tenemos cerebros muy complejos. caminamos
verticalmente y hablamos.
Lo que son aportes ventajosos.
Pero, hay otras caracter�sticas que a
nosotros --- y no a ellos --- desfavorecen.
Somos susceptibles a ciertas formas de
malaria, al SIDa, y a la demencia de
alzheimer --- dolencias, �stas que no
parecen afectarlos a ellos.
Todo permaneci� un misterio, que, hasta
ahora, parecer�a indescifrable.
Pero cambios recientes iluminan la ruta de
salida en este laberinto.
Hace un a�o que genetistas anunciaron haber
logrado un esquema del genoma del chimpanc�.
Lo que permitir�a comparaciones acertadas de
nuestro aDN y el de los estos primates ---
nuestros parientes m�s pr�ximos.
Esta �ltima investigaci�n ya ha
proporcionado informaci�n importante acerca
del desarrollo del cerebro humano dentro de
los �ltimos varios millones de a�os y,
posiblemente, acerca de nuestros
comportamientos reproductivos.
Sin dilaci�n ni espera, en el avance de
estos descubrimientos cruciales, en Max
Planck Instituto de antropolog�a Evolutiva;
recientemente se anunci� algo m�s asombroso,
desde el punto de vista de la ciencia: la
secuencia de una fracci�n del genoma del H.
Neanderthal --- la misma especie humanoide
que recordamos cuando mencionamos al hombre
de las cavernas.
Neandertales, como especies, se consideran
a�n m�s lindantes gen�ticamente, con los
chimpanc�s que con nosotros.
Los neandertales desaparecieron, por
extinci�n, hacen decenas de miles de a�os;
pero, los investigadores est�n convencidos
de que, utilizando aDN extra�do de un hueso
en su haber, cuya edad es de 38,000 a�os,
lograr�n sus prop�sitos.
Como adici�n a los dise�os gen�ticos, ya
estudiados, estar�n los de los gorilas y los
de otros primates, justamente en el proceso
de ser secuenciados. De alg�n modo,
lograremos la explicaci�n de qu� es lo que
nos hace �nicamente humanos y, esencialmente,
especiales.
Todos estos hallazgos pueden tener
implicaciones ciertas en el entendimiento de
enfermedades que nos plagan (la obesidad
entre ellas) y de sus explicaciones,
prevenciones y curas.
Nada es nuevo bajo el sol, dicen algunos.
Darwin hab�a sugerido, en sus trabajos, que
los antropoides y los humanos descender�an
de un antepasado com�n. Lo que, le atrajo la
animosidad de quienes creyeran haber
establecido la edad de la tierra y la
presencia del hombre en la misma, con
precisi�n absoluta.
Uno de los m�s reputados de quienes
especularan en este respecto ser�a Dr. John
Lightfoot, un cl�rigo anglicano que en el
siglo XVII, estim� la Creaci�n a ser
exactamente en el a�o 4004 aC.
Ir�nicamente, el cr�dito, por razones
oscuras, le fue asignado a otro cl�rigo,
tambi�n del siglo XVII, el obispo James
Ussher.
Pero, prosigamos con nuestra tesis, sin
reparar en los creacionistas y sus desvar�os.
a medida que los paleont�logos contin�an
acumulando, a velocidad vertiginosa, la
evidencia gen�tica proveniente de f�siles.
Una lista extensiva de caracter�sticas
anat�micas, incluyendo configuraciones de
forma, de la estaci�n b�peda, del volumen
cerebro-craneal, de la configuraci�n facial,
del tama�o de los dientes, y de la aposici�n
del pulgar --- siguen aumentando permitiendo
que nuestros conocimientos avancen y que
nuestros entendimientos progresen.
Evoluci�n, o �involuci�n?
Por medio de la aplicaci�n y del uso de las
t�cnicas de la dataci�n radiom�trica se han
determinado los aspectos morfol�gicos de
algunos de nuestros semejantes cercanos, ya
desaparecidos, y de otros recientes, que
asimismo surgieran, y de cu�ndo estos
eventos tuvieron lugar.
Elaborados �rboles familiares se han
reconstruido, que demuestran las relaciones
que existen entre los simios, los hom�nidos
del pasado muy remoto, y los nuestros.
camino a sus descubrimientos, los
cient�ficos aprender�an de nuevo las
lecciones por Darwin ya ense�adas --- lo que
�l intuyera, acertadamente, como Freud
hiciera en el campo de la psicolog�a, sin el
beneficio de los instrumentos modernos.
Concluimos, entonces, por la raz�n o la
fuerza:
Que s�. Que somos los descendientes de un
progenitor com�n, y que nuestra locomoci�n
b�peda emerger�a millones de a�os antes de
que evolucionara nuestro enorme cerebro.
Y que el H. S. sapiens, por todo su hubris,
es id�ntico gen�ticamente a todos sus
semejantes, sin concesiones por raza.
Sin embargo, no ser�a hasta los a�os
sesentas, cuando los detalles de nuestra
relaci�n f�sica con los simios comenzaran a
ser entendidos.
El cient�fico Morris goodman de Wayne State
University, demostr�, aislando una prote�na
humana espec�fica; que inyect�ndola a un
gorila y a un chimpanc�, despertaba una
reacci�n inmune definida en ambos. Pero que
la misma inyecci�n a orangutanes y gibones
produc�a no reacci�n.
En 1975 naci� la nueva ciencia de la
gen�tica molecular con la publicaci�n de dos
art�culos seminales en berkeley, donde se
estimara con certidumbre que los chimpanc�s
y los seres humanos comparten entre el 98 y
el 99% de su material gen�tico.
Otros descubrimientos nos conducir�an a
reflexionar acerca de nuestra naturaleza
especial --- no entre nosotros --- sino con
otros primates.
En el 1998 se descubrir�a en San Diego que
los seres humanos poseen una forma alterada
de una mol�cula conocida como �cido si�lico
en la superficie de sus c�lulas. Esta
particularidad explica la raz�n por qu� los
seres humanos son susceptibles a
enfermedades que no afectan a los chimpanc�s.
Y, s�; es verdad, existen enfermedades que
afectan preferiblemente ciertos grupos
humanos y no otros.
Las razones no son las propuestas, y
descreditadas, por quienes conciben las
diferencias raciales como hitos de los dotes
cognitivos.
M�s adelante se aislaron los genes del
conjunto FOXP2 que se creen responsables por
el desarrollo de la dicci�n entre los seres
humanos.
Evidentemente, humanos con un gene FOXP2
defectivo poseen dificultades en el
entendimiento de la gram�tica. (V�anse mis
art�culos al respecto, y a los s�ndromes del
autismo y de asperger en varios portales del
Internet).
Muchos otros estudios, que aqu� no
mencionaremos por ser irrelevantes a esta
tesis, consistentemente explican que aun la
evoluci�n del tama�o reducido de nuestros
m�sculos submaxilares --- hace dos millones
de a�os, fuera predeterminado.
Un asunto de envergadura y tama�o
Parece ser, que la envidia, narcisista, del
pene --- aun entre nuestras especies, no
todo lo controla� (V�anse asimismo mis
ponencias a este respecto).
Los tama�os se pliegan
Cuando a�n no se hab�a determinado el n�mero
total de genes que constituir�an nuestro
genoma, los estimados ser�an muy exagerados.
Se cre�a, inicialmente, que la secuencia
constituir�a por lo menos de unos 100,000
genes. Cuando se estableciera el genoma, la
cifra esperada baj� a 25,000. ahora el
estimado consiste de 22,000 --- lo que se
predice se reducir�, finalmente a 19,000.
Este n�mero menor, sorprendente, e
inesperado, nos hizo claramente conscientes
de que los genes solos no dictan las
diferencias entre las varias especies.
Pensemos en qu� pensaba Watson, cuando
hablara en d�as pasados.
ahora sabemos que existen clavijas
moleculares pulsantes que indican a los
genes cu�ndo deben de prenderse y de
apagarse, como si fueran interruptores
el�ctricos. Sabemos que los efectos del
entorno afectan el comportamiento de los
genes en la evoluci�n y desarrollo de
nuestra especie.
Sabemos, adem�s, por los estudios, de esa
ciencia que todos los estudiantes de la
medicina prefieren olvidar --- la
embriolog�a --- que los desarrollos de
nuestros cuerpos en el �tero materno
obedecen a leyes tan sorprendentes, como son
malentendidas y, aparentemente arbitrarias
--- aunque eminentemente exitosas --- por
ello, aqu� estoy frente al servidor y
escribo.
Que una existencia intrauterina azarosa,
produce malos resultados en cualquier
individuo gen�ticamente intacto.
ahora, adaptando la f�sica sideral, nuestros
cient�ficos han conformado conceptos
gen�ticos que, para explicar las mutaciones
de nuestras especies, responden al nombre de
la sustancia oscura --- los hoyos oscuros
del genoma� (V�ase mi ensayo: La Teolog�a de
la Relatividad en monograf�as.com, Psikis y
mexicoglobal.net).
Los que nos gobiernan la vida, sin que los
podamos ni visualizar.
Los cient�ficos, hablan de un alfabeto
codificado en una �sopa de letras� que, si
se invierten, como en los errores
tipogr�ficos, pueden causar estragos,
durante la reproducci�n curiosoual.
La vida no es simple. Y, la gen�tica, como
la biblia, no admite el concepto de la
dislexia. (V�anse mis art�culos al respecto
en monograf�as.com y mexicoglobal.net).
Estudiando los caminos que nuestros genes
trazan y los que los de otros animales,
especialmente, los antropoides bosquejan,
nos asiste en la elucidaci�n de nuestros
comportamientos --- �pero es todo?
bueno� ya veremos�
�Reproducci�n entre chimpanc�s y seres
humanos?
Ecos indelebles del pasado� Las huellas del
paleol�tico�
Jos� Dar�o, mi ficcional, compa�ero de
escuela, cuando ascend�amos, de j�venes, en
una noche de tormentas, las cimas inh�spitas
de la loma Diego de Ocampo, nos sorprendi� a
los dem�s scouts, cuando demandara silencio
para que �l pudiera sigilosamente
refocilarse con una burra que paciera en la
vecindad del camino.
�Zoofilia? Los australianos, de ser con las
ovejas, dicen que no, que es pr�ctica
aceptable� (El Informe Kinsey realizado en
1950 indica que una poblaci�n de entre 4% a
7%, de estadounidenses hab�a tenido al menos
un contacto curiosoual con un animal).
La reproducci�n, entre los primates m�s
cercanos a nuestra especie, y la nuestra
est� muy lejos de ocurrir, pero no yace
dentro del dominio de lo imposible o de lo
imprevisto.
Conociendo a Jos� Dar�o. Les tengo pena a
los hijos de esa burra, si es que los
concibieran esa noche de ventarrones
atronadores.
Decodificando gen�ticamente al Neanderthal,
y otros ejercicios cient�ficos no han
satisfecho nuestras preguntas urgentes.
�Somos �nicos gen�ticamente? O �somos
ligeramente desiguales?
�Hemos arrebatado el fuego a los dioses?
Ya veremos�
�Por qu� al cient�fico formal le interesa
constituirse en un Dios? �Porque el
cient�fico de renombre y el hechicero creen
que son encarnaciones divinas?
La respuesta no reside en el genoma --- que,
como creencia, ya representa la m�s nueva de
todas, las nuevas religiones� Seguida de
cerca por la f�sica sub-molecular o
sub-at�mica. (V�ase: Strange beauty por G.
Johnson).
El genoma puede decirnos algo acerca de los
atributos que, como especies, poseemos.
Pero, nada nos dice acerca de los rasgos
personales y �nicos, que, como individuos,
arrastramos al nacer.
No dos personas, aun mellizos id�nticos, son
esencialmente las mismas. No todos los gatos
son iguales.
No todas las combinaciones gen�ticas, aunque
parezcan id�nticas, producen individuos
cl�nicos.
Entonces, nuestras divagaciones en el campo
de la gen�tica, sino f�tiles son
improductivas, cuando las aplicamos a las
diferencias raciales.
Pero, �a d�nde vamos con estas nuevas
teor�as?
Vamos a tratar de explicar una vez m�s lo
que nos hace verdaderamente humanos.
Pero antes, les presento a todos, una
persona remarcable�
Esta ser�a una de las tres mujeres conocidas
en la ciencia del estudio de los primates
como los ��ngeles de Louis Leakey�.
Galdikas, estudi� al orangut�n, Jane goodall
los chimpanc�s y la tercera ser�a, la
martirizada Dian Fossey, quien fuera abatida
por asesinos, mientras laboraba y protegiera,
al gorila monta�ero.
birut�, en uno de sus libros nos ense�a que
las feromonas humanas no est�n muy lejos de
las de los simios en sus efectos. Habiendo
menstruado en la foresta, donde viviera con
su esposo aborigen, descart� sus pa�os
higi�nicos en la vegetaci�n circundante ---
no hab�an latas de basura en las selvas de
borneo. Cuando, repentinamente fuera
sorprendida por un mono gigantesco, quien la
siguiera, portando su despojos higi�nicos,
los que presionaba contra su nariz y en
disposici�n de violarla. (V�ase: Reflections
of Eden por b. Galdikas).
Nada triste pasar�a, pero aprender�amos que
nuestros parientes cercanos, los monos,
pueden responder curiosoualmente a nuestros
olores y aromas curiosouales.
Tan seria fue la lecci�n aprendida que
Galdikas aconseja a mujeres menstruantes, no
aventurarse en la jungla de borneo.
En el semanario The Economist: all systems
Go, del 25 de octubre del 2007, aparece un
art�culo que nos llena de optimismo acerca
de los avances recientes en el uso de los
conocimientos derivados de la gen�tica
cuando �stos se acoplan al entendimiento de
los factores ambientales. En otras palabras
que el reduccionismo gen�tico de que Watson
fuera culpable es posici�n tan desafortunada
como insensata.
De que pueden esperarse muchos
descubrimientos que nos beneficiar�n a todos,
las compa��as farmac�uticas, incluidas, no
existen dudas.
Lo que no podemos hacer cient�ficamente, es
ni entronizar o deificar a quienes, por
accidente o talento hayan iluminado el
sendero.
Porque nos interesan los rompecabezas del
pensamiento humano queremos dedicar un
espacio de esta tesis al hubris.
De antemano, deseamos notar que, para esta
�ltima secci�n, hemos consultado muchas
fuentes, especialmente las provistas por
ambas Wikipedias en espa�ol y en ingl�s.
Como acepci�n esta palabra tan �til, aun no
existe en el l�xico autorizado por la RaE.
Sin embargo, su uso, informal se ha
extendido, por su fuerza de expresi�n y
elegancia sint�tica.
Una b�squeda en Google en espa�ol result� en
3,490,000 respuestas incluyendo la
inesperada sorpresa de que existe una
pel�cula por ese t�tulo. La respuesta fue
obtenida en s�lo 0.21 segundos de tiempo ---
lo que confirma nuestra impresi�n de que,
como palabra, en espa�ol, su uso no es raro.
Estudiemos la palabra misma como s�mbolo.
La hibris o hybris (en griego ὕϐρις h�bris)
es un concepto que puede traducirse como
�desmesura� y que en la actualidad alude a
un orgullo o confianza, en uno mismo,
exagerados, resultando a menudo en merecida
retribuci�n divina.
En la antigua Grecia el vocablo, asimismo
alud�a, a un desprecio temerario hacia el
derecho personal ajeno; unido a una falta de
control sobre los propios impulsos. Como
sentimiento era algo violento. Inspirado por
las pasiones exageradas, consideradas
enfermedades por su car�cter irracional y
desequilibrado, caracter�sticas del
narcisismo patol�gico, que tanto hemos
estudiado y descrito. (V�ase mi art�culo: El
caso de Dino, en monograf�as.com).
Como Eur�pides afirmara:
aqu�l a quien los dioses quieren destruir,
primero lo vuelven loco.
La hibris en la antig�edad
El hombre que comete hibris es culpable de
querer, como el pol�tico y el banquero, m�s
que la parte que le fuera asignada en la
divisi�n del destino.
La desmesura designa el hecho de desear m�s
que la justa medida que el destino nos
concede --- ah� se encuentra la comida. El
castigo a la hibris es la n�mesis, la
venganza de los dioses que tiene como efecto
retornar al individuo dentro de los l�mites
que transgrediera.
Her�doto lo expresa claramente en un
significativo pasaje:
Puedes observar c�mo la divinidad fulmina
con sus rayos a los seres que sobresalen
demasiado, sin permitir que se jacten de su
condici�n; en cambio, los peque�os no
despiertan sus iras. Puedes observar tambi�n
c�mo siempre lanza sus dardos desde el cielo
contra los mayores edificios y los �rboles
m�s altos, pues la divinidad tiende a abatir
todo lo que descuella en demas�a.
Los americanos, as� lo resumen: Mientras m�s
altos, m�s duro se dan cuando caen�
La hibris es un tema com�n en la mitolog�a,
las tragedias griegas y el pensamiento
presocr�tico, cuyas historias inclu�an a
menudo a protagonistas que sufr�an de hibris
y terminaban por tanto siendo castigados por
los dioses.
a los dioses no les agrada que compitan con
ellos. Por esa importante raz�n, el Dios del
Viejo Testamento insiste en que �l Es El
�nico Dios --- en argumento con el
monote�smo asumido, ya que otros dioses no
podr�an existir.
Pero, parece que �l mismo, no estaba seguro
acerca de este detalle.
En el derecho griego, la hibris se refiere
con mayor frecuencia a la violencia ebria de
los poderosos hacia los d�biles. De los
blancos hacia los negros. En la poes�a y la
mitolog�a, el t�rmino fue aplicado a
aquellos individuos que se consideran
iguales o superiores a los dioses.
El castigo por arrogancia tambi�n aparece
como tema en la biblia:
� ad�n y Eva son tentados a ser como Dios y
por ello expulsados del Jard�n del Ed�n.
� La Torre de babel fue erigida para llegar
al cielo, pero Dios la destruy�.
La hibris en la actualidad
Las consecuencias negativas modernas de las
acciones provocadas por la hibris parecen
estar asociadas a una falta de conocimiento,
inter�s y estudio de la historia, combinada
con un exceso de confianza y una carencia de
humildad.
Hibris es a menudo aplicado como t�rmino
peyorativo en pol�tica y ciencias sociales.
Como la hibris est� relacionada con el poder,
suele ser usado por personas relacionadas
con partidos pol�ticos de la oposici�n
contra aquellos que ostentan el poder.
El historiador brit�nico arnold J. Toynbee,
en su voluminoso Estudio de la Historia,
utiliza el concepto de hibris para explicar
una posible causa del colapso de las
civilizaciones.
�Es el hubris vanidad?
La vanidad es la excesiva confianza y
creencia de la propia capacidad y atracci�n
muy por encima de otras personas y cosas.
Esto �ltimo define, biogr�ficamente, a
Watson.
En algunas ense�anzas religiosas se la
considera como una forma de idolatr�a en la
que uno rechaza a Dios por lo que hace uno
mismo. Las historias de Lucifer y Narciso
(de donde se ha sacado el t�rmino
"narcisismo") son ejemplos demostrativos de
lo que puede llevar a ser un completo
vanidoso.
Friedrich Nietzsche escribi� lo siguiente al
respecto: "La vanidad es la ciega propensi�n
a considerarse como individuo excepcional,
no si�ndolo...", asimismo, Mason Cooley dijo
"la vanidad bien alimentada es ben�vola, una
vanidad hambrienta es d�spota".
ahora es nuestro turno de aplicar estos
conocimientos�
Como en seguida haremos.
El caso de Desd�mona en la Tragedia de Otelo
La tragedia de Shakespeare tiene lugar en
Venecia del siglo XVII.
Desd�mona fue una mujer que traspasara las
normas de la moralidad curiosoual existentes en
la �poca.
No s�lo desafi� a brabante, su padre, sino
que contrajo nupcias con un moro --- u
hombre de color.
Rompiendo las barreras morales y raciales
del per�odo, la hero�na del drama pon�a en
duda la autoridad paterna, y por, ende la
del hombre.
Pero, el acto m�s reprensible para todos
ser�a la miscegenation, o el mestizaje ---
que, curiosamente, como sin�nimo espa�ol
adquiere la connotaci�n degenerativa.
Por supuesto, todo no termina bien y a�n
derivamos el concepto del S�ndrome de Otelo
o celos patol�gicos. (V�ase mi ponencia:
Trilog�a del amor: El amor, el Odio y los
Celos en monograf�as.com).
La xenofobia, y el temor de lo extra�o y lo
ex�tico es parte de toda cultura primitiva,
y es admisible que est� codificada en los
genes, para asistirnos en la lucha por la
existencia.
Pero el prejuicio, al que Freud, por ser
jud�o, no fuera extra�o. El prejuicio social
al que tantos dominicanos, por ser hijos
ileg�timos son sujetos, y el prejuicio
racial al que todos sometemos a nuestros
semejantes --- especialmente, contra quienes
a nosotros m�s se parecen, es algo muy
humano y que origina en el hubris. (V�anse
mis ponencias al respecto).
El hubris confiere poder avasallante. Poder
este, que precisamente, fuera lo que
Shakespeare quisiera destruir en su obra. (V�ase:
Sex in History por R. Taylor).
El hubris hizo de los Estados Unidos una
casa dividida que lo condujo a una horrible
lucha fratricida.
Lucha que aun no termina. Como bien sabemos.
No hay lugar en la ciencia para intensificar
las llamas del odio racial, y que quien lo
haga; lo haga como ganador del premio m�s
exaltado conferido a los cient�ficos. Y m�s
reprensible resulta, que lo hace sin bases
provistas por la ciencia misma, en la que
descollara y la que explicar�a su error.
(Para apreciar las palabras inspiradoras del
Rev. Martin Luther King Jr. L�ase mi
contribuci�n: �Libres al Fin! en
monograf�as.com).
Por supuesto, Desd�mona, como Martin Luther
King, pagar�a por su libertad con el precio
de su vida.
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Un agradecimiento
muy especial al
Dr. F�lix E. F. Larocca,por su
colaboraci�n con este portal y sobretodo
por el contenido tan bien realizado
esperamos sea de gran ayuda a la
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